La magnífica experiencia global que para un niño supone ir a los camps con los que trabajo en Estados Unidos (I)
Educación 28/05/2013
¿Por qué soy una convencida de la magnífica experiencia GLOBAL que supone ir a uno de los campamentos exclusivos con los que trabajo en Estados Unidos? Se me ocurren muchos motivos, hoy os cuento algunos:
No se trata únicamente de que nuestros hijos hagan “deporte y actividades” y se diviertan mientra mejoran el idioma , sino que es una experiencia magnífica para que el niño reciba durante el verano otras muchas cosas importantes para su desarrollo como persona, en unos años de su niñez y adolescencia fundamentales para su formación.
- Para empezar, estos campamentos seleccionados durante años y que conozco tan bien, son parte de la formación del niño, no son simplemente un lugar donde divertirse sino que les aporta muchas otras cosas. Así lo entienden sus propietarios, las personas que los dirigen, como padres de familias y profesionales vocacionales que están, en la mayoría de los casos, muy relacionados con el mundo de la educación y que se dedican durante todo el año a prepararse y formarse, para recibir dos meses a los niños.
- Los directores de los camps con los que trabajo saben que tienen un papel importante y por eso conocen y entrevistan personalmente a las familias, como nosotros hacemos para ellos en España y ven si es el niño adecuado para su programa.
- A los monitores los seleccionan personalmente para que sean los mejores modelos. Normalmente tienen un monitor para cada dos o tres niños, la mayoría de ellos tiene vinculación con el Camp, de hecho, muchos han sido antes sus campers. Suelen ser profesores o deportistas de Universidades estupendas, se entregan a sus campers y velan porque su experiencia cada verano les ayude a formar su personalidad, a mejorar en sus capacidades, los animan y estimulan a probar cosas nuevas y aportan al niño seguridad, lo que en la época adolescente fomenta su capacidad de liderazgo.
- En ‘mis’ campamentos lo primero es brindarle la oportunidad a los niños de seguir siendo “niños”. Vivimos una época donde hacemos a los niños mayores desde muy pequeños, donde el juego tradicional, base del aprendizaje, se sustituye en ocasiones por un uso casi exclusivo de la tecnología que les hace sedentarios desde muy pequeños, les engancha y donde están expuestos a un bombardeo de información consumista, con mensajes no adecuados en tantas ocasiones, donde los modelos que se les presentan y que quieren copiar a veces no son los más apetecibles. ¡Me horroriza ver niñas de 11 años que ya quieren ser mayores, que parecen treintañeras!
No nos engañemos, a todos los niños o/y adolescentes les gusta, si se lo enseñamos, pasarlo bien sin hacerse mayores, sin necesidad de sentirse seguros por seguir la corriente de ropa, marcas, redes sociales…, de pronto, se dan cuenta que lo pasan estupendamente fuera de toda esa presión. ¡Me encanta verlos allí!: a niñas -las más urbanitas y complicadas en casa-, con un short y una camiseta despeinadas y felices haciendo el ganso y cosas que aquí no harían, “porque no se hacen, porque qué vergüenza, que estoy fea… “ o niños jugando al fútbol porque, como alguno me ha dicho: “estoy aprendiendo, porque aquí me pasan la pelota, en el cole no… como soy malo, no soy del equipo, aquí todos pueden serlo”.
Esta capacidad de sacar del niño lo mejor de él, sin vergüenza ni complejos, se puede aplicar a todos los deportes y actividades que tienen los camps. La diversidad que ven, la cultura diferente, que no importa si eres gordo o fea, si sabes hacer una cosa o no.
El mundo va muy deprisa y el estar activos pero sin estrés durante semanas con juegos y actividades para las diferentes edades es algo inherente a mis camps: cada programa es diferente, si se trata de un niño de 12 o de 16, siempre sabiendo cómo mantenerlos divertidos y activos, como hacerles sentirse los más importantes, como desarrollar potenciales nuevos, motivarles a probar, a mejorar…
El aire sano de la naturaleza, el convivir en una cabaña a veces desordenada, el tener que barrer, ocuparse de su ropa… los hace más independientes y aprenden a responsabilizarse y valorar lo que tienen en casa.
